“Detrás de esa mano que escribe, de esos ojos que miran y de esos oídos que escuchan, hay un niño que piensa”
Emilia Ferreiro- Ana Teberosky
A lo largo de este libro pretendemos abordar una temática que ha generado grandes controversias en el ámbito de la Educación, cuestionando pràcticas diarias, políticas educativas, el rol docente y el lugar que ocupa el niño en la sociedad.
Estamos convencidos de que el trabajo de la Lengua es transversal a los procesos educativos ya que posibilita no solo la adquisición de conocimientos escolares sino también la construcción de pensamiento. Cuando nos referimos a la relación del lenguaje y pensamiento estamos tomando como base fundamental lo investigado por Vigotsky. Esta concepción psicológica nos aporta varios conceptos, entre ellos que el lenguaje es una función psicológica superior que a medida que se cultiva va generando más relaciones de significado y por tanto construye pensamiento. Esta FPS (Función Psicológica Superior) se da en el marco de la mediación colectiva, es decir, el intercambio con otro sujetos. Asimismo existe también un proceso individual, un nivel intrapsicológico que permitirá su asimilación.
En esta instancia nos proponemos reflexionar sobre la escritura ya que entendemos la gran relevancia social y cultural que posee. Sin embargo, esta no es la única razón, puesto que la escritura permite expresarnos, comunicarnos y, como afirma Dufour, acercarnos al ser.
Al momento de pensar y repensar la enseñanza de la adquisición del código escrito se evidencia que no existe una sola forma, no hay una receta estructurada con determinados pasos a seguir. Por el contrario, implica un abordaje diverso, que respete y se inicie desde el niño como sujeto, comprendiéndolo desde su contexto social-cultural, sus experiencias y su singularidad.
Dado que la escritura es un proceso cognitivo, es una tarea del docente generar situaciones que permitan reflexionar sobre los aspectos que esta engloba.
Debemos promover instancias para que los niños se familiaricen con diversos formatos textuales y así poder entrar en contacto con el código escrito, sin olvidar su intención comunicativa. En definitiva, se trata de que para cada alumno escribir no sea sinónimo de aburrimiento, bloqueo o fracaso sino que evoque más bien proyectos realizados gracias a la escritura.
El programa de Educación Inicial y Primaria contempla a la escritura como la tecnología que permite alcanzar el desarrollo pleno de la conciencia humana. Según Stella Serrano de Moreno la escritura es un “proceso de construcción cognitiva, de significados, que requiere de un complejo trabajo cognitivo. Se trata de un proceso que demanda la progresiva construcción de esquemas conceptuales que permitan interpretar datos previos y nuevos datos para transformarlos en conocimientos”.
Es indispensable que cada alumno a lo largo de su escolaridad, tanto como lector y como productor de textos, haya tenido la experiencia de tomar conciencia de la utilidad y las diferentes funciones de la escritura. Escribir es aprender a emplear las palabras para que signifiquen lo que uno pretende, en cada contexto.
En los modelos cognitivos de la escritura se usa la palabra “composición” para designar el proceso completo de generar ideas, organizarlas y escribirlas, incluidas las idas y vueltas que caracterizan esa marcha.
Escribir es un proceso dialógico de construcción de significado, que se elabora a partir de la interacción entre conocimientos previos de los interlocutores y los signos escritos.
“Nadie se alfabetiza solo, sino a través de un complicado juego de interacciones sociales y de aprendizaje con respecto a lo escrito”. Teberosky, 1986