Si bien este tipo de habilidades (que contemplan tanto aspectos cognitivos como socioemocionales) que hemos dado en llamar habilidades no cognitivas son fundamentales en el desarrollo de las personas y tienen un rol esencial en los procesos de aprendizaje, no suelen tener gran protagonismo en la agenda educativa, en el currículum y en las evaluaciones de desempeño.
Por suerte en el último tiempo este aspecto se viene modificando y generándose experiencias y propuestas que tienden a contemplarlas, como por ejemplo en nuestro país a partir de la creación del observatorio socioemocional del INEEd (Instituto Nacional de Evaluación Educativa). Este observatorio busca desarrollar y promover un espacio para pensar la evaluación e intervención-educación socioemocional. Desde el mismo se las define a las habilidades no cognitivas como:
“Una serie de herramientas intrapersonales e interpersonales, que tienen como función la adaptación al entorno, y que facilitan el desarrollo personal, el relacionamiento social adecuado, el aprendizaje y el bienestar. Implican la movilización de recursos cognitivos, comportamentales, emocionales y actitudinales, e incluyen el conocimiento de sí mismo, la conciencia y reflexión sobre y la autorregulación de sus emociones, conductas, motivación, creencias, objetivos y metas personales, la comprensión de la perspectiva, emociones y conductas de los demás, en función del contexto.” (INNEd, 2016).
Dentro de las habilidades no cognitivas es posible identificar tres grupos, que contienen diferentes tipos de habilidades (OCDE 2016):
1- Logro de objetivos
- Perseverancia
- Autocontrol
- Búsqueda de objetivos
2- Trabajo con otros
- Capacidad para establecer amistades
- Respeto
- Cuidado mutuo
3- Manejo de emociones
- Calma
- Optimismo
- Confianza en sí mismo