Los trastornos del espectro autista -TEA- forman una gama (espectro) de alteraciones del neurodesarrollo.
Las personas que los presentan tienen dificultades sociales, en la comunicación, y patrones de conducta estereotípicos, restringidos y repetitivos.
Dentro de los criterios diagnóstico que defien a los TEA tenemos indicadores como los siguientes:
Déficit en la Comunicación Social:
●Déficit en el dominio de la interacción social y dificultades para desarrollar relaciones con compañeros, adecuadas al nivel de desarrollo.
● Ausencia o retraso del lenguaje verbal. Alteración importante de la capacidad para iniciar o mantener una conversación con otros. Utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje
●Déficit en el juego simbólico e imaginación. Ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social propio del nivel de desarrollo.
●Ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas disfrutes, intereses y objetivos (por ejemplo no mostrar, traer o señalar objetos de interés)
●Alteración en el uso de comportamientos no verbales: contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
●Falta de reciprocidad social o emocional.
Conductas e intereses restringidos:
Conductas, intereses o actividades restringidas y repetitivas.
●Preocupación absorbente por uno o más patrones estereotipados y restrictivos de interés.
●Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
●Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar las manos o dedos, aleteo, o movimientos complejos de todo el cuerpo)
●Preocupación persistente por partes de objetos.
El problema de la detección temprana en autismo
Aunque se onsidera que presentan una base neurológica, no se conocenelementos biológicos que permitan la identificación precisa de los TEA. El proceso diagnóstico se hace mediante la observación y caracterización de pautas conductuales..
Cuando nos referimos a la observación se tiende a observar "la cima del iceberg", cuando en realidad, los déficit a detectar e intervenirse encuentran "debajo".
Un problema de este sistema de diagnóstico es que suele ser tardío: es difícil determinar la presencia de autismo antes de los 12 a 15 meses.
Además los diagnósticos no adquieren estabilidad hasta los tres a 6 años de edad del niño.
Para mejorar el impacto y la edad a la que se inicia la atención temprana a esta población hay que identificar los signos tempranos que posibiliten la identificación temprana de los trastornos o su riesgo.
La mayor parte de los rasgos conductuales empleados para el diagnóstico precoz se basan en hitos evolutivos que solo se alcanzan en el desarrollo llegada una cierta edad.
Autismo y desarrollo infantil: signos de alarma
Los niños y niñas conTEA pueden presentar los siguientes indicadores:
- No responder a su nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
- No señalar los objetos para demostrar su interés para cuando tienen 14 meses de edad.
- No jugar juegos de simulación (jugar “a darle de comer” a un muñeco) cuando llegan a los 18 meses de edad.
- Evitar el contacto visual y querer estar solos.
- Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
- Presentar retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje.
- Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
- Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
- Irritarse con los cambios pequeños.
- Tener intereses obsesivos.
- Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
- Tener reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
Destrezas sociales
Los problemas sociales son uno de los indicadores más comunes de todos los tipos de TEA.
No son simplemente “dificultades” sociales, como ser tímidos. Son dificultades sociales que pueden generar problemas màs severos en la vida diaria.
Algunos ejemplos:
- Evitar el contacto visual.
- Preferir jugar solos.
- No compartir intereses con los demás.
- Interactuar únicamente para llegar a una meta deseada.
- Tener expresiones faciales apáticas o inadecuadas.
- No comprender los límites del espacio personal.
- Evitar o resistirse al contacto físico.
- No sentir el consuelo que le dan otras personas cuando están angustiados.
Los bebés con un desarrollo típico se interesan por el mundo y las personas que los rodean. Cuando cumplen un añ, los niños pequeños con desarrollo típico interactúan con los demás haciendo contacto visual, repitiendo palabras y acciones, y usando gestos simples como aplaudir y decir “adiós” con la mano.
Los niños con un desarrollo típico también muestran interés por los juegos sociales como la escondida y juegos con aplausos. Pero los niños pequeños con TEA pueden tener mucha dificultad para aprender a interactuar con otras personas.
Es posible que algunos niños con TEA no se interesen en absoluto en los demás. O quwquieran tener amigos pero no comprendan cómo entablar las relaciones de amistad.
A muchos niños con TEA les cuesta mucho esperarel turno y compartir, bastante más que a los otros niños. Esto puede hacer que los otros niños no quieran jugar con ellos.
También los niños con TEA pueden tener problemas para demostrar sus sentimientos o hablar de ellos. Es posible que tengan dificultades para comprender los sentimientos de los demás. Muchos son muy sensibles al tacto y, posiblemente no quieran que se las abrace. Los comportamientos autoestimulantes (p. ej., aletear con los brazos) son habituales en ellos.
Comunicación
Los niños/as con TEA tiene distintas destrezas de comunicación.
Algunos pueden hablar. Otros no pueden hablar en absoluto o hablan muy poco. Cerca del 40 % de los niños con TEA no hablan. Entre el 25 % y el 30 % de los niños con TEA dicen algunas palabras entre los 12 y 18 meses de edad y después dejan de hacerlo. Otros pueden hablar pero no hasta entrada la niñez.
Algunos ejemplos de problemas de comunicación relacionados con los TEA:
- Presentar un retraso en las destrezas del habla y el lenguaje.
- Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
- Invertir los pronombres (p. ej., decir “tú” en lugar de “yo”).
- Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
- No señalar ni responder cuando se les señala algo.
- Usar pocos o ningún gesto (p. ej., no decir adiós con la mano).
- Hablar con un tono monótono, robótico o cantado.
- No jugar juegos de simulación (p. ej., no jugar “a darle de comer” al muñeco).
- No comprender los chistes, el sarcasmo ni las bromas.
Los niños/as con TEA que hablan pueden usar el lenguaje de maneras poco habituales.
Es posible que no puedan poner palabras en oraciones reales.
Algunos dicen solo una palabra por vez. Otros repiten las mismas palabras o frases una y otra vez.
Algunos niños repiten lo que dicen los demás, una afección que se denomina ecolalia. Pueden repetir las palabras inmediatamente después de que las escucharon o después. Por ejemplo, si le preguntan a un niño/a con TEA: “¿Quieres jugo?”, es posible que repita “¿Quieres jugo?” en lugar de responder la pregunta.
La etapa de repetir lo que escuchan habitualmente se les pasa para cuando tienen tres años.
También pueden tener dificultades para usar y comprender los gestos, el lenguaje corporal o el tono de voz. Por ejemplo, pueden no comprender qué significa decir adiós con la mano. Es posible que las expresiones faciales, los movimientos y los gestos no coincidan con lo que están diciendo. Por ejemplo, es posible que sonrían cuando dicen algo triste.
Podrían decir “yo” cuando quieren decir “vos” o viceversa. A veces su tono de voz suena monótono, robótico o muy agudo.
Podrían pararse demasiado cerca de las personas con quienes hablan o hablar de un tema de conversación durante demasiado tiempo. Podrían hablar mucho sobre algo que les gusta, en lugar de tener una conversación recíproca con la otra persona.
Algunos niños con destrezas de lenguaje bastante buenas hablan como pequeños adultos, sin poder expresarse como se expresan comúnmente los niños.
Intereses y comportamientos poco habituales
Muchos niños y niñas con TEA tienen intereses o comportamientos poco habituales:
- Formar líneas con juguetes u otros objetos.
- Jugar con los juguetes de la misma forma todas las veces.
- Mostrar interés por partes de los objetos (por ej., las ruedas).
- Ser muy organizados.
- Irritarse con los cambios pequeños.
- Tener intereses obsesivos.
- Tener que seguir determinadas rutinas.
- Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
Los movimientos repetitivos son acciones que se repiten una y otra vez. Pueden incluir una parte del cuerpo o todo el cuerpo, o incluso un objeto o juguete.
Por ejemplo, pueden pasar mucho tiempo aleteando los brazos de manera repetitiva o hamacándose parados. Pueden prender y apagar una luz o hacer girar las ruedas de un autito de manera repetida. Estos tipos de actividades se conocen como autoestimulación o “conductas estereotipadas”.
Frecuentemente se desenvuelven si tienen rutinas. Un cambio en la rutina habitual del día, como parar por algún motivo en el camino de la escuela a la casa, puede ser algo muy angustiante para los niños y niñas con TEA. Podrían “perder el control” y tener una “crisis” o berrinche, en especial si están en un lugar desconocido.
También podrían crear rutinas innecesarias. Por ejemplo, mirar por todas las ventanas cuando pasan por un edificio o querer mirar siempre los videos de inicio a fin, incluidos los anticipos y créditos.
Si no se les permite seguir este tipo de rutina, esto puede provocar gran frustración y berrinches.
Alumnos niños y niñas con posible TEA también pueden presentar otros indcadores asociados. Estos pueden incluir los siguientes:
- Hiperactividad (exceso de actividad)
- Impulsividad (actuar sin pensar)
- Corta capacidad de concentración
- Agresión
- Autolesionarse
- Berrinches
- Hábitos de alimentación y sueño poco habituales
- Estado de ánimo o reacciones emocionales poco habituales
- Falta de miedo o más miedo de lo esperado
- Reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto o el tacto de las cosas
Pueden tener respuestas poco habituales al tacto, el olor, los sonidos, el aspecto y el gusto de las cosas. Por ejemplo, es posible que tengan poca reacción o una reacción exagerada al dolor o a un ruido fuerte. Podrían tener hábitos alimentarios anormales. Por ejemplo, algunos niños/as con TEA limitan su alimentación únicamente a algunas comidas. Otros pueden comer cosas que no son comestibles como tierra o piedras (esto se denomina pica). Además, podrían tener problemas como estreñimiento o diarrea crónica.
También pueden tener estados de ánimo o reacciones emocionales poco esperables. Por ejemplo, es posible que se rían o lloren en momentos inusuales, o bien, que no demuestren una respuesta emocional en momentos en los que es de esperarse. Además, es posible que no le tengan miedo a cosas peligrosas y que le tengan miedo a objetos o situaciones inofensivos.
Desarrollo
Los niños y niñas con TEA se desarrollan a ritmos distintos en áreas diferentes.
Es posible que muestren un retraso en las destrezas del lenguaje, sociales y del aprendizaje, mientras que sus destrezas para caminar y trasladarse sean prácticamente iguales a las de otros niños de su edad.
Es posible que sean muy buenos para armar rompecabezas o resolver problemas de computadora pero que tengan dificultades con actividades sociales tales como hablar o hacerse amigos. Los niños con un TEA también podrían aprender una destreza difícil antes de aprender una más sencilla. Por ejemplo, es posible que un niño lea palabras largas pero que no pueda decir qué sonido tiene la letra “b”.
Los niños se desarrollan a su propio ritmo. Es difícil predecir cuándo aprenderán una destreza en particular. Pero existen indicadores del desarrollo específicos para cada edad que se utilizan para medir el progreso social y emocional de un niño durante los primeros años de vida.
Estos indicadores son los que nos permiten guiar nuestra observación y detectar de forma temprana estos y otros signos de alerta.