Integración en unidades temáticas
La práctica en las aulas de inglés de hoy en día nos conduce a reflexionar sobre los diferentes grados en los que se puede dar la integración de lengua y contenidos en los programas escolares.
Pero más allá de las diferentes miradas, que conllevan a diferentes modelos de instrucción, debemos interpretar los distintos enfoques, valorando por sobre todas las cosas, que todos ellos resaltan la importancia de la integración mencionada.
La enseñanza de lenguas extranjeras a través de una integración de lengua y contenidos curriculares ofrece tanto al docente como al alumno una aproximación pedagógica motivadora en el aprendizaje de lenguas.
El estudio de una lengua junto con contenidos de otras disciplinas le brinda al alumno la oportunidad de acercarse al estudio de ésta de una forma diferente, de adentrarse en temas de carácter académico ya conocidos por él en su idioma nativo y de ampliar y profundizar esos conocimientos al mismo tiempo que progresa en el desarrollo de sus habilidades lingüísticas, usando la lengua como vehículo para el aprendizaje del contenido; derivado de esta acción, surge el uso contextualizado del lenguaje.
Con esta metodología los alumnos descubren que en la clase de lengua sí se puede ir más allá. Descubren que sí pueden leer, escuchar, hablar, y escribir sobre temas de interés, temas que les hacen pensar y les motiva a expresarse en la nueva lengua.
La aplicación de este enfoque conduce de forma natural a la puesta en práctica en las aulas de técnicas didácticas exitosas como el aprendizaje significativo, el trabajo cooperativo y el desarrollo de estrategias diversas.
Por otro lado, expone a los alumnos a los estilos discursivos propios de las diferentes disciplinas, proporcionando el acceso a una variedad de la lengua meta más abstracta y formal, que se actualiza, además, en su propio contexto, el académico.
De la misma forma, esta metodología de integración, puede dar cabida también a temas no necesariamente relacionados con el currículo y que surjan como emergentes en el aula.
Se trata de un abordaje flexible, que permite grados de integración según se ponga el énfasis en el aprendizaje de la lengua o en el de los contenidos, o en ambos en paralelo. Puede aplicarse, además, a diferentes contextos de enseñanza como en programas de inmersión, en programas bilingües y en propuestas donde la lengua objeto de conocimiento es extranjera.
Objetivos de esta metodología
Todas las enseñanzas de lenguas extranjeras se plantean como objetivos macros y fundamentales en su proceso, por un lado lograr la comunicación interpersonal que persigue la competencia de los alumnos en los usos sociales del lenguaje y, por otra parte, brindar la posibilidad de la asimilación de usos propios de situaciones de enseñanza-aprendizaje de otras disciplinas escolares.
Ambos objetivos persiguen metas comunicativas. Los usos del primero se corresponden en esencia con los de la lengua básica de comunicación, empleada en situaciones de la vida cotidiana. Los usos del segundo objetivo mencionado, se corresponden con los de la lengua de instrucción, son los relacionados con contenidos referentes a asignaturas incluidas en los programas escolares.
El primer contacto que los alumnos tienen con la lengua extranjera deberá introducirlos en la nueva cultura, al mismo tiempo que la adquisición de una competencia básica facilitará la comunicación y fortalecerá la autoestima, la confianza y la predisposición para aprender, que redundará en el progreso del dominio de la nueva lengua.
Por su parte el objetivo que se refiere al aprendizaje de la lengua de instrucción bien sea simultánea con los anteriores o con posterioridad, presenta también características propias y tan trascendentes como las de la comunicación propiamente dicha, porque conjuntamente conllevan a un proceso formativo que colabora con un conocimiento integral.
Al introducir los contenidos de las áreas curriculares o temas de interés para el alumno, se tienen en cuenta sus necesidades, redundando en un aumento de su motivación e interés. Esta lengua de instrucción plantea a los alumnos retos cognitivos semejantes a los que se dan en el aprendizaje de las asignaturas, propiciando con ello el desarrollo de las habilidades cognitivas propias de éstas, con el subsiguiente aprendizaje de la variedad de estructuras y funciones lingüísticas que las verbalizan.
De esta forma por un lado se complementan o refuerzan los objetivos educativos de los currículos, y por otro lado, se prepara a los alumnos para la vida real.
En el caso de segundas lenguas y lenguas extranjeras en contextos escolares, las características de esta metodología de trabajo, la hacen especialmente indicada para paliar las limitaciones temporales a las que están sometidos los programas en los que se imparten estas enseñanzas.
Conceptos teóricos básicos
La aproximación pedagógica de la enseñanza de lenguas extranjeras integradas a la enseñanza de contenidos se basa en la hipótesis que expresa que el aprendizaje de la lengua y de conceptos es recíproco: se aprende la lengua a través de contenidos y contenidos a través de la lengua.
Como dice Krashen (1982), la adquisición de lenguas se facilita cuando se enfoca en conceptos significativos. Nada más significativo para el alumno que temáticas y conceptos que provienen de la propia realidad social, cultural y escolar en la que está inmerso.
Aspectos fundamentales de la metodología integradora
En este enfoque será necesario tener en cuenta algunos aspectos relevantes tales como:
* Activar conocimientos previos cuando se introducen conceptos nuevos o se presentan trabajos de comprensión lectora, auditiva, o de video. Los alumnos comparten lo que saben sobre el tema. Como los temas que se tratan son temas académicos, la mayoría de las veces sucede que los alumnos poseen bastante información sobre la temática a abordar y pueden compartirla en su lengua materna. Será tarea del docente hacer un rápido diagnóstico de la información, vocabulario, o estructuras de las que carecen o que no dominan sus alumnos para poder planificar situaciones de enseñanza que los incluyan.
*Diseñar trabajos de comprensión que ponen la información al alcance del alumno. Con materiales concretos, reales, escritos, documentos; se usan fotos, diagramas, dibujos, mapas u otros gráficos que ilustran la información y la hace más fácil de comprender. Cuando se avanza en la etapa de comprensión de la temática, se usa lo aprendido en actividades orales y escritas que promueven los objetivos conceptuales y lingüísticos.
* Integrar habilidades de pensamiento es una de las metas de esta aproximación pedagógica, en la búsqueda de estrategias de aprendizaje para desarrollar por parte del alumno en las actividades del curso.
Aunque los conceptos clave se introducen y se elaboran en colectivo, las actividades de clase se hacen en pares o en pequeños grupos. En éstas, los alumnos colaboran para negociar significados y están envueltos activamente en el desempeño de algún trabajo como, por ejemplo, construir modelos, mapas, experimentar, observar, compartir sus experiencias y opiniones sobre algún asunto y reportar a la clase, hacer demostraciones y dar explicaciones, o hacer investigaciones y presentar sus resultados.
El docente y su función integradora
Una cuestión crucial para el éxito de la aplicación del método de lengua y contenidos integrados, es la relativa a la formación del profesorado.
Si son los profesores de lenguas extranjeras o segundas lenguas, los que han de poner en práctica un programa de lengua y contenidos integrados, pueden encontrarse con la dificultad de su falta de dominio de los contenidos de las asignaturas.
Realmente el dominio en profundidad de la materia sí es esperable en niveles educativos superiores más exigentes cognitivamente hablando y en los que la asignatura es tratada con mayor profundidad (segundo ciclo de Secundaria, Bachiller y niveles universitarios).
El enfoque que centra nuestra atención, sin embargo, se imparte en niveles inferiores de enseñanza, entonces será necesario que el docente integrador posea las competencias básicas de la didáctica de las disciplinas con las que necesita trabajar, se acerque a las fundamentaciones teóricas que se manejan sobre las mismas, al mismo tiempo que se acerque a los contenidos académicos propiamente dichos.
La función del docente que trabaja esta modalidad de enseñanza, consiste en organizar una planificación combinando la nueva lengua con temas de diferentes asignaturas en actividades también pluridisciplinares, acompañados de estructuras lingüísticas acordes, que permitan la comunicación de los nuevos conocimientos. De lo que se trata, en definitiva, es de introducir a los alumnos en los estilos discursivos de las asignaturas sin dejar de lado el abordaje académico de los contenidos de las distintas disciplinas.
Esta programación se facilitará diagramando Unidades Temáticas de acción, para facilitar el proceso de aprendizaje de los alumnos.
Al trabajar con este abordaje integrador, como se menciona con anterioridad, se recomienda desarrollar unidades temáticas sobre diferentes temas relacionados con los contenidos curriculares donde se presentan varios aspectos de un mismo tema, incluyendo la lengua como objeto de enseñanza y vehículo de comunicación.
En estos casos, los conceptos son el eje organizador de la unidad, todas las actividades y proyectos están relacionados con éstos, y se diseñan de manera que apoyen los objetivos de contenidos y los objetivos lingüísticos.
Los objetivos se deciden en conjunto, y las actividades y proyectos fluyen de éstos, así apoyan el aprendizaje de los conceptos seleccionados y la adquisición y la práctica de las estructuras gramaticales necesarias para trabajar con esos conceptos.
Organización de las unidades temáticas
Presentación de conceptos clave y vocabulario.
Estos proveen al alumno el contenido principal que subyace la unidad y los términos relacionados al tema. Primero se hace un sondeo, en forma de mapa semántico, de los conceptos y el vocabulario del tema y los alumnos apuntan esta información que les será de utilidad a medida que avancen en la temática.
Los conceptos clave que el docente debe preparar de antemano y toda la información de la unidad se apoyan y se relacionan la una con la otra. Estos conceptos y términos serán necesarios para comprender las lecturas, el video, o cualquier información que se acerque a los alumnos. Estos posteriormente llevarán a cabo las actividades en pequeños grupos, donde tienen que negociar significados y compartir lo que han aprendido en su grupo de pares.
Contar con recursos necesarios para el abordaje de las disciplinas.
Como una de las metas de esta metodología es la práctica de los tres modos de comunicación, es conveniente incluir diferentes recursos: audios, textos de video y textos de lectura en cada unidad. Todos se tratan de la misma manera: primero se activan o se imparten conocimientos previos sobre el tema; después, y mientras visionan, escuchan o leen, se hacen preguntas y actividades de comprensión. Finalmente se ofrecen actividades en que los alumnos puedan ejercitar sus habilidades de pensamiento.
Dar lugar a la gramática.
La metodología de contenidos en el aprendizaje de lenguas fortalece la importancia y la presencia de la gramática. Esta metodología cambia el enfoque y determina que la gramática y sus estructuras serán consideradas los mecanismos a través de los cuales podemos comunicar lo que queremos decir y podemos comprender lo que otros dicen, ya sea en la lengua hablada o en la lengua escrita. Es sumamente importante que las estructuras gramaticales se presenten de un modo integrado y contextualizado.
El abordaje de las macrohabilidades
El curso de lengua y contenidos integrados se enfoca igualmente en las cuatro habilidades lingüísticas. La reconceptualización de estas habilidades continúa teniendo un rol protagónico y se da en diferentes modos de comunicación:
El modo de comunicación interpersonal (la conversación, el habla y la comprensión auditiva), el modo de comunicación interpretativo (la comprensión lectora y auditiva sin interacción), y el modo presentacional cuando los alumnos necesitan expresar sus conocimientos adquiridos sobre las temáticas abordadas en segunda lengua (de información, conceptos, e ideas a través del habla o de la escritura).
La producción oral y escrita.
La producción merece una atención particular en esta metodología porque se encuadra muy bien en el marco de la integración de contenidos. Por ejemplo, los alumnos escriben cuando copian un texto, hacen listados de vocabulario referente a los contenidos disciplinares trabajados, cuando hacen resúmenes, escriben informes; se expresan a nivel de discurso oral y también en composiciones y ensayos; escriben para enfocar en la expresión y mejorar su precisión lingüística; y contestan preguntas al mismo tiempo que redactan ensayos en los exámenes y en las pruebas para demostrar lo que han aprendido sobre el tema tratado, así como su dominio de la gramática y de expresiones propias de la lengua meta en conversaciones informales. Cada unidad debe incluir amplias oportunidades para la producción. El propósito del trabajo de escritura puede ser un resumen informal de lo que se discutió entre parejas o pequeños grupos, uno o dos párrafos dónde practican las estructuras gramaticales señaladas en el contexto del tema, o una composición de dos o más borradores que se evalúan bajo criterios previamente establecidos. Los géneros narrativos se prestan bien al tipo de trabajo que se hace en los cursos de integración de lengua y contenidos, sin traer mayor dificultad a los alumnos de este nivel; estos géneros narrativos incluyen: descripciones, resúmenes, informes, cartas, etc.
La evaluación
Es necesario detenerse en este aspecto cuando se trata de integrar lengua y contenidos en los programas escolares. Los docentes tienen que distinguir en su valoración las diferentes habilidades o destrezas lingüísticas, los contenidos conceptuales y los contenidos lingüísticos (nociones y funciones) y, dentro de estos últimos, los que son propios de una competencia básica de comunicación y los relacionados con la competencia académica (funciones propias del quehacer científico, vocabulario formal, etc.).
Deben estar familiarizados, además, con variados instrumentos y formas de evaluación, incluidos los utilizados por las distintas disciplinas. No deberá confundirse la evaluación del aprendizaje de la lengua extranjera con la de los conocimientos de las otras asignaturas.
Finalmente, hay que determinar en qué momento del aprendizaje es más conveniente medir lo aprendido. La evaluación continua, por su carácter sumativo y por dar cabida a la multiplicidad de aspectos que la adquisición de la lengua de instrucción entraña, sería la más adecuada.
Guía para la preparación de unidades temáticas
- Seleccionar el o los contenidos de la unidad y las estructuras gramaticales que se desea enseñar o practicar, y diseñar situaciones y actividades relacionadas con el contenido y que se presten al uso natural de las estructuras que ha seleccionado. Los contenidos que se vayan a impartir deben seleccionarse según criterios lingüísticos, cognitivos y motivacionales.
- Determinar los conocimientos previos de los alumnos al principio de la unidad o de ciertas actividades y ampliarlos si es necesario y diseñar actividades de aprendizaje en que los alumnos participen de una manera activa, procesen la lengua más profundamente, y extiendan sus conocimientos.
- Buscar material auténtico: libros, revistas, periódicos, videos, gráficas estadísticas (son excelentes para ampliar la información sobre muchos temas y para comprender la función del número), etc. Se necesita buscar tres tipos de materiales: a) para el docente mismo, ya que posiblemente necesite información de fondo sobre el tema, b) para presentar a los alumnos y c) para que los alumnos investiguen el tema más allá de lo que se presenta en clase (enciclopedias, sitios de Internet, revistas, etc.). Se recomienda en las presentaciones y en las lecturas usar materiales que sean gráficos y que contengan muchas imágenes. Adaptar el material auténtico para que esté al alcance de los alumnos, o diseñar trabajos al nivel de los alumnos que no requieran comprensión total. En este caso el material auténtico no se simplifica ni se adapta.
- Incluir actividades que requieran el uso de todas las habilidades lingüísticas en los tres modos comunicacionales: el interpersonal, el interpretativo, y el presentacional, de forma tal que todas las macrohabilidades estén presentes en el desarrollo de la unidad temática.
- Diseñar actividades en diferentes modalidades, en pares y en pequeños grupos, así como trabajos individuales y con todo el grupo. Actividades de tipo académico - escuchar, leer, escribir trabajos, hacer observaciones, investigaciones, comunicar lo aprendido y que integren habilidades de pensamiento de nivel más avanzado.
- Incorporar estrategias de aprendizaje a las actividades que se diseñan, tanto las estrategias cognitivas -que se usan directamente en el desempeño de trabajos y actividades- y las metacognitivas - planear, monitorear, y evaluar- que ayudan al alumno a dirigir y regular su propio aprendizaje.
Conclusiones
Entre las muchas ventajas que estos enfoques integradores presentan destacamos que aumentan la motivación y por consiguiente hace más efectivo el proceso de aprendizaje, ya que es un hecho que los alumnos se muestran más receptivos al aprendizaje si perciben que el estudio de una nueva lengua tiene un propósito que excede o va más allá del objetivo metalingüístico: en este caso la conexión de los contenidos conceptuales de la nueva lengua con los que encuentran o van a encontrar en las aulas ordinarias.
La enseñanza de lenguas extranjeras integradas a contenidos académicos se convierte en una aproximación pedagógica rica en estrategias que desarrollan las habilidades lingüísticas, reforzando y ampliando a su vez los conocimientos del alumno. Es una metodología que, motiva tanto a los alumnos como a los profesores. Si queremos que nuestros alumnos hablen y escriban, que expresen sus ideas, y que se interesen en lo que están estudiando, hay que estimularlos para ello.
El curso que integra contenidos y lengua colabora con un aprendizaje más eficaz. Es coherente con los enfoques cognitivos, constructivistas y socioculturales del aprendizaje. Logra en quien aprende una actitud positiva hacia el estudio de la lengua y la lengua en general, mayores logros en las habilidades lingüísticas y mejor preparación para los niveles más avanzados de aprendizajes, al mismo tiempo que le brinda mayores competencias sociales para la vida en general.